La pintura de paisaje en Andalucía y la modernidad

La pintura de paisaje al aire libre en Andalucía entre 1800 y 1936 fue determinante para el desarrollo de la modernidad artística en España, según las conclusiones del pintor y estudioso del arte Juan Fernández Lacomba, quien ha concluido un estudio tras veinte años de investigación y revisión de cientos de obras pictóricas.

Lacomba ha visitado en estos años más de cien colecciones particulares y ha estudiado las obras pictóricas paisajísticas hechas en Andalucía y conservadas en los principales museos españoles y extranjeros, para completar el estudio «Pintura de Paisaje y ‘plein-air’ en Andalucía 1800-1936» (Fundación Focus-Universidad de Sevilla), un volumen de 800 páginas que reúne 260 reproducciones de cuadros de paisajes andaluces, aunque menciona sin reproducir varios cientos de obras más.

Sánchez Perrier, José Arpa, Jiménez Aranda, García Rodríguez, Gonzalo Bilbao y otras de las personalidades más destacadas del paisajismo andaluz son los autores de las obras analizadas en este estudio que, según su autor, aspira a ser un «corpus global» del paisaje andaluz y que reúne no menos de entre el 80 y el 90 por ciento del conjunto de la producción paisajística realizada en Andalucía.

Pero también figuran obras de pintores como Sorolla, Picasso, Gustavo Bacarisas, Daniel Vázquez Díaz, José Moreno Villa, Benjamín Palencia y Manuel Ángeles Ortiz, determinantes en el desarrollo de la modernidad española, como Lacomba pone de manifiesto en uno de los capítulos finales de su estudio titulado «El paisaje andaluz y la Generación del 27».

Identidad andaluza

Lacomba ha dicho a Efe que «Andalucía ha hecho del paisaje un signo de identidad», lo que paradójicamente ha entroncado con que muchos de los iniciadores del paisajismo andaluz fuesen artistas extranjeros, atraídos por Andalucía el pleno romanticismo, en la época de los viajeros románticos.

Como ejemplo de esa serie de relaciones artísticas internacionales ha puesto al pintor Pérez Villaamil, miembro del exilio liberal que en Londres contactó con Turner, quien le influiría notablemente.

Turner, que plasmaría el Peñón de Gibraltar, es uno de los artistas extranjeros que también pintaron al aire libre en Andalucía, como Delacroix, que tomó apuntes tanto de espacios urbanos como rurales, David Roberts y John Frederik Lewis, todos ellos en el periodo romántico.

Lacomba ha asegurado que el siglo XIX fue muy fecundo y un periodo en el que Sevilla era la ciudad de moda, además de la primera ciudad que tuvo concepto de patrimonio y de identidad urbana, que mantenía intactas sus puertas, sus murallas y sus conventos, con lo que se convirtió en objeto preferente del romanticismo, de igual modo que los paisajes de Málaga, Cádiz y Granada serían motivo frecuente de periodos artísticos posteriores.

El investigador también ha relacionado estrechamente la llegada del ferrocarril con el «descubrimiento» artístico del campo, así como que la «valoración del paisaje» corriera a cargo de los artistas que vivían en la ciudad, y ha ejemplificado con la denominada «Escuela de Alcalá».

Al municipio sevillano de Alcalá de Guadaíra llegó el ferrocarril en 1873 y el primer paisaje de Sánchez Perrier pintado al aire libre en este pueblo que da nombre a esa escuela pictórica es de 1878, y en la década posterior surgió en la región el primer turismo de mar y playa, dando origen a otras corrientes pictóricas al aire libre tan ricas como la desarrollada en La Jara, en Sanlúcar de Barrameda (Cádiz).

Lacomba también ha destacado que hasta la llegada de estos pintores al aire libre «el paisaje no estaba tocado como un valor intelectual», de ahí que haya achacado toda esta producción artística a «un cambio de mentalidad», como se hará evidente en los lienzos debidos a sucesivos movimientos artísticos como el realismo, el modernismo, el naturalismo, el impresionismo y el luminismo.

Vía | Efe.

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