La leyenda de la Virgen del Águila

La devoción a la Virgen del Águila, que culmina en la procesión del 15 de agosto, inspira la leyenda de cómo Alcalá de Guadaíra hizo de esta advocación su patrona. La singular posición del santuario del Águila tiene mucho que decir acerca del fervor por esta Virgen.

Su veneración se remonta hasta el siglo XIII. La historia nos remite a la época de la así llamada Reconquista. En la Crónica de veinte reyes consta que el rey Fernando III, el Santo y conquistador de Alcalá, habitó su Castillo entre 1246 y 1248, ocupándose de su reconstrucción. Como era costumbre, el rey debió cristianizar la mezquita mayor y erigió la primera iglesia alcalareña, consagrándola como era habitual a Santa María.

Según consta en el Archivo del Palacio Arzobispal, en visita pastoral efectuada en febrero de 1617 el visitador vincula el nombre de «Águila» con la segunda esposa del rey San Fernando, Doña Juana de Pointhieu, devota de su onomástico San Juan Evangelista, cuyo símbolo es un águila. Incluso en una tradición local recogida por el Abad Gordillo en el siglo XVII asegura que dio un hijo póstumo a San Fernando y que fue bautizado en esta iglesia.

Redacta el visitador en 1617 que «…el retablo del altar mayor es antiguo, de buenas pinturas y dorado, tiene en medio una imagen de Nuestra Señora con quien tienen aquí particular devoción. Llámanla del Águila».” Hay también que relacionar el nombre con el lugar geográfico, pues en nuestro caso es la denominación de la planicie superior del Castillo, donde sin duda pudo haber águilas avizorando las vegas del Guadalquivir y el Guadaíra. Tanto en Sevilla como en Utrera existen también accidentes geográficos nominados como “del Águila”.

No es difícil documentar el título en la Biblia, que hace numerosas referencias al ave-rey. En las religiones orientales, el águila significa divinidad. En el Libro de Job (9.26) simboliza la fugacidad de la vida. Aparecen en el cántico de Moisés (Deuter. 32-11), y en boca del propio Yhavé (Éxodo 1.4). La creencia de que el águila transporta a sus hijos sobre sus propias alas es frecuentemente leída en los libros santos. En Ezequiel, águilas de fuego mantienen el Trono del Señor (1.10) y en el Apocalipsis, la Virgen con alas de águila vence al dragón (12-14).

Tras el dominio islámico, la Virgen del Águila de Alcalá de Guadaíra debió de ser la única efigie de Nuestra Señora a cuya protección se encomendó la ciudadela. Y seguramente única advocación mariana durante siglos.

La leyenda

Esto nos cuenta la historia, pero la leyenda aporta otra versión de cómo pudo iniciarse la devoción a la Virgen del Águila y la manera en que fue hallada la talla mariana. Es una de las creencias más extendidas y que nos lleva de nuevo a la época de la Reconquista. Los cristianos, tras haberse hecho con el control de Alcalá arrebatándoselo a los musulmanes, pasaban los días recorriendo sus nuevos dominios en el cerro del Castillo y haciéndose idea de sus posibilidades para su nueva vida.

Desde su llegada habían observado que cada día un águila sobrevolaba las murallas e iba a posarse en un mismo lugar. Extrañados por la presencia y aún más por la conducta del ave optaron por ir al lugar elegido como posadero del águila. En este lugar, tras una breve búsqueda, encontraron enterrada una imagen de la Virgen que habría sido ocultada por antiguos cristianos a la llegada de los invasores musulmanes. El águila rescató a la Virgen de su escondite y dio nombre a la advocación que sería patrona de Alcalá de Guadaíra: la Virgen del Águila.